Debería empezar diciendo que el libro lo leí muchísimo después de haber visto la película. Es más, después de haber visto la película muchísimas veces.
Cuando vi la película de Big Fish me enamoré. Así de
simple. Incluso suelo decir que Big Fish es mi película favorita
(aunque eso de decir “mi favorito” es algo que no me gusta mucho).
¿Qué tiene la película Big Fish que me gustó tanto?
Bueno, un factor imprescindible supongo que es que
está dirigida por Tim Burton, y este director deja una huella en sus películas
inconfundible. Así que ya de entrada, a quien no le guste sus películas
seguramente ésta tampoco le gustará, aunque es un poco diferente a todas las
demás –no hay esa pincelada gótica que suele haber en todas las demás-, sí que
está ese aire onírico y fantasioso, de paisajes de ensueño y situaciones
anormales.
Otro elemento es el reparto, ya que Tim Burton
reunió a auténticas estrellas del cine: Ewan McGregor, Albert Finney, Jessica
Lange, Helena Bonham-Carter o Robert Guillaume.
Si a esto unimos al músico Danny Elfman (Pesadilla
antes de Navidad, La Novia Cadáver, Los Simpsons, Batman, Misión:Imposible, Men
in Black entre muchas más) que fue nominado por esta película a los Óscars de
2004 para la mejor banda sonora, tenemos una combinación explosiva.
¿Pero de qué va Big
Fish?
La sinopsis del libro Big Fish: Una novela de dimensiones místicas de Daniel Wallace, por
otro lado dice así:
Edward
Bloom era un hombre extraordinario e inquieto. Recorría el mundo y sólo
regresaba a su hogar de forma impredecible.
Sin
embargo, ahora ha vuelto para morir. Su hijo, William, siente una necesidad
alucinante de conocerlo antes de que sea demasiado tarde y recrea la
escurridiza vida de su padre en una serie de leyendas y mitos inspirados en el
puñado de hechos que conoce él. Nada había que éste no supiera hacer: corría
como el viento, salvaba vidas, los animales lo adoraban, era un visionario y
sabía más chistes que cualquier otro hombre.
Así,
William convierte a su enigmático padre en el paradigma de un héroe popular
americano.
En
una serie de escenas dislocadamente humorísticas y muchas veces conmovedoras,
Big Fish nos muestra la distancia que separa a padres e hijos.
Es una novela muy corta, escrito de una manera muy
ligera y muy trabajada, llena de pequeños fragmentos dignos de guardarlos en la
memoria.
Por medio de diversas aventuras de aire fantástico,
el lector va conociendo la relación que tienen padre e hijo, que no es la mejor
del mundo precisamente, así como va conociendo al personaje principal de la
obra: Edward Bloom, que es de todo menos mundano.
El libro está narrado en primera persona, William,
que explica todas las aventuras vividas por su padre –explicadas en diversos
episodios y sin continuidad, en función de sus recuerdos, ya que estas
historias habían sido contadas en un primer momento por Edward- y explica como la
necesidad de aventuras le hizo abandonar a su familia durante grandes períodos
de tiempo. El hecho de que la relación entre ellos esté tan destrozada será un
factor importante en la novela. Will nunca perdonó que su padre –Edward
Bloom- hubiese faltado tanto en su casa durante la infancia.
Pese a que la película no es exactamente igual que
el libro, muchas de las historias, los grandes personajes e impresionantes
situaciones son extraídos de sus páginas. Desde el primer momento, tanto en la
película como en el cine, nos dejan claro que las historias que cuentan no son
ciertas, que ese mundo fantástico que Edward había vivido, esas situaciones
sorprendentes, no son reales sino simples invenciones de Edward. Esto hace que
el espectador no se sorprenda tanto al ver una bruja con un ojo que todo lo ve
y adivina tu propia muerte, un gigante terrorífico que en realidad es buena
persona, dos gemelas que comparten cuerpo, un ser medio pez medio mujer… Y es
que las aventuras que se supone que ha vivido Edward Bloom son increíbles como
poco.
Tampoco hay que olvidar que se trata de una historia
sobre el crecimiento personal, hay una frase que me marcó:
"Quería ser un gran hombre, un pez gordo:
se prometió a sí mismo ver mundo, y por eso siempre parecía estar en
continuo movimiento, sin nunca detenerse demasiado tiempo en ningún sitio"
Pese a que considero que es un buen libro, la
película la recuerdo con mayor cariño. Quizás es porque vi la película antes,
porque la tenía en gran estima, porque Ewan McGregor es un actor increíble o
porque Tim Burton logra crear unas historias tan fantásticas que no puedes
dejar de mirar la pantalla. Pero cuando leí tuve el libro en mis manos, tenía muchas expectativas,
creía que si la película me había gustado, el libro me iba a gustar mucho más.
Pero no fue así. No estuvo mal, no es un mal libro. Pero Tim Burton hizo un
buen trabajo, dio forma a unos grandes personajes, llevó a la gran pantalla
situaciones increíbles de una manera preciosa. Para mi gusto, Tim Burton le dio
calidez a la historia. Es bastante fiel al libro, aunque quita y pone
elementos, pero en mi opinión la película ofrece un Edward Bloom más cercano,
más comprensible, más espectacular; mientras que en el libro, si no lo recuerdo
mal, muestra a un Edward Bloom egoísta, mentiroso y excéntrico. Tim Burton
cogió una buena historia, unos fundamentos fuertes, y lo mejoró.
De lady a lady... es una de mis pelis favoritas 😊 también recuerdo en este caso con mas cariño la peli que el libro, fantástica reseña.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! También es una de mis películas favoritas, tiene algo especial, no sé, son la unión de muchas cosas... :)
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