MEMORIAS DE UNA GEISHA

En Memorias de una geisha Arthur Golden abre una ventana al hermético y misterioso mundo de las geishas de Kyoto, donde la sensualidad y la belleza se dan la mano con la degradación y el sometimiento. Poco antes de su muerte, Sayuri relata a un amigo su atribulada y fascinante vida: cómo, desde una mísera infancia, llegó a convertirse en una de las geishas más famosas del Japón de entreguerras, un país en el que aún resonaban los ecos feudales y donde las tradiciones ancestrales empezaban a convivir con los modos del mundo moderno. 

Siempre ha estado este libro en las estanterías de mi madre. Un día  -yo era bastante pequeña y acababa de iniciarme en el mundo de la literatura- ella me lo recomendó. Es una novela narrada en primera persona, donde Sayuri nos cuenta su historia. Cómo llegó a convertirse en geisha, sus penurias y sus sueños, sus romances y sus traiciones. Es una historia fresca, dulce, apasionada.

«A veces la única forma de superar la adversidad es imaginarse como sería el mundo si nuestros sueños se hicieran realidad».

Sayuri no se llamaba Sayuri cuando era pequeña. Era una simple niña como muchas otras que vivía en un hogar humilde en Yoroido. Un día ella y su hermana fueron arrancadas de su hogar. Desde ese momento sus vidas cambiarían por completo. Satsu acaba en un prostíbulo y Chiyo, debido a su belleza y sus ojos grises, se convertirá en Sayuri y vivirá en una okiya -lugar donde residen las geishas-.  A partir de este momento empieza su historia.

«Tenía la cara llena de arrugas, y en cada arruga había escondido una preocupación y otra, de modo que había dejado de ser su cara y más bien parecía un árbol con nidos de pájaros en todas las ramas».

Arthur Golden pone a manos del lector occidental el extraordinario y desconocido mundo de las geishas. Su historia está inspirada en la vida de una geisha real, Mineko Iwasaki, quien después de la publicación de esta novela denunció al autor y escribió ella misma su propia historia. 

La historia atrapa por completo desde el primer momento. Arthur Golden narra de manera simple y directa, transmitiendo la dulzura y la pasión de la protagonista, consiguiendo que el espectador se sumerja en la historia y empatice con Sayuri. A través de las palabras podemos sentir lo que siente Sayuri, sufrir con ella, soñar con ella y comprender la dura vida que poseen estas grandes mujeres.

«Entre los hombres, vestidos con oscuros trajes occidentales o con kimono, sobresalían los brillantes colores de algunas geishas, como hojas de otoño en las cenagosas aguas de un río»

Nada más terminarme el libro vi la película. Empiezo diciendo que Ziyi Zhang (Sayuri) es una actriz que me encanta y que todas las películas que he visto donde ella es la protagonista me enamoran -El tigre y el dragón, Hero, La casa de las dagas voladoras-.

Segundo, está dirigida por Rob Marshall -Annie, Chicago, Los piratas del Caribe, Into the woods- y producida por Steven Spielberg, así iba a ser complicado que no me gustase. Y estaba en lo cierto. 

Es una película muy fiel al libro, que da vida a la historia de una manera fantástica. Pocas veces las adaptaciones al cine son buenas, pero ésta es uno de esos extraños casos. Son estas ocasiones donde la película acompaña a la perfección al libro, aportando esos elementos visuales que no aporta la literatura.